EL MALDITO SIMÓN EL ESTILITA


Los anacoretas –término griego “anachoreo”, que significa separarse o retirarse de una comunidad hacia el desierto- son una variante de ascetismo, que tiene sus orígenes desde mediados del siglo III. Parece ser que lo que determinó la expansión y desarrollo de estos grupos que dejaban las grandes comunidades era un sentimiento de no-pertenencia, de hastío ante las formas sociales de esas grandes comunidades, la necesidad de alejarse de todas las seducciones de esas comunidades que no aceptaban la conversión y de melancolía ante el hecho de haber perdido el paraíso. Habría que recordar que las primeras comunidades anacoretas-cristianas salen de Oriente, de Egipto, Siria, Palestina y Asia Menor, estos fueron los primeros grupos conversos al cristianismo que se caracterizaban por su aislamiento, por su abstinencia sexual, el trabajo arduo, las formas de hacer penitencia.



Entre los anacoretas, habían diversas formas de comportamiento, entre las que podemos nombrar: “estantes” que se aplicaban la inmovilidad absoluta; los “dendritas” que vivían en árboles; los “acemetas” que no dormían para continuar con la penitencia y alabanza a Dios; los “selvosos” que llevaban su vida como animales pastando en la hierba; los “reclusos” que se encerraban en cuevas o sepulcros para morir allí; los “estilitas” que vivían en lugares alejados del piso, árboles, columnas o piedras.



Si bien, la comunidades anacoretas, eran ya expresiones extremas dedicadas a la vida monástica o ascética en nombre de Dios, entre los anacoretas habían expresiones aun más radicales, como la de los estilitas. Aquí sólo recordaremos a Simón el Estilita –discípulo de Simeón el estilita-, nacido en siria a fines del siglo IV.



Simón el estilita se ordenó en un monasterio a los 15 años, y es recordado aún en nuestros días, por haberse aprendido de memoria los 150 salmos de la Biblia, al ser expulsado de un monasterio por considerarse que sus procedimientos eran extremos, decidió vivir en el desierto en eterna penitencia, y después de vivir en una cueva y por la molestia que le representaba la visita de mucha gente, lo cual le ocasionaban distracciones, decidió mudarse a una columna de una ruina romana de 3 metros, luego una de 7 y finalmente una de 17 metros, para poder apartarse de la muchedumbre, Así, pasó los últimos 37 años de su vida, y murió en el año el 5 de enero del 459.



Podemos recordar también, la película de Simón del desierto, del gran Luis Buñuel, en ésta, Simón vive en un columna de seis metros, parado sobre un pie. Un rico devoto le obsequia una mejor columna a Simón por el milagro que el estilita realiza al devolverle las manos a un mutilado. Durante varios días, Simón continúa en penitencia mientras el diablo se le aparece en forma femenina, tratando de tentarlo. El final es genial, pasa lo que no se creería posible debido a la maldita fe que Simón muestra a lo largo de la historia, y sucede que el diablo se lleva a Simón a un viaje con destino a un cabaret de la ciudad de Nueva York.

0 comentarios:

Publicar un comentario

.....