LA MALDITA POLÉMICA: MANETTI vs. PAPA INOCENCIO III


Se entiende por Renacimiento el movimiento cultural, filosófico y científico que comienza en el siglo XV, se extiende todo el XVI hasta los comienzos del XVII.



El orígen de la palabra Renacimiento se encuentra en el discurso estético de Giorgio Vasari, pintor y crítico de arte que vivió en el siglo XVI. Vasarí empleó la palabra "rinascinia" (renacimiento) para referirse a los cambios y a la nueva proyección que se había presentado en el arte italiano, a partir del siglo XIV.



Pero para poder comprender la importancia del Renacimiento, es necesario aclarar el término "humanismo". la designación de humanista, se aplicó en el Renacimiento, concretamente, a los profesores de humanidades, es decir, a aquellos que estudiaban y explicaban a los clásicos griegos y latinos, diferenciándolos, de este modo, de aquellos que explicaban jurisprudencia, artes, cánones y otras materias.



Humanismo y humanistas, tenían su orígen en los términos "studia humanitatis", empleado siglos antes, por Cicerón para designar una educación de caracter literario. Esto se refería a los estudios de gramática, historia, poesía y filosofía moral.



Este humanismo no era, como tal, una tendencia o un sistema filosófico, sino más bien un programa cultural y educativo, en el cual se enfocaba y desarrollaba un campo de estudios importante... El que se haya aplicado el término "studia humanitatis" a esos temas, expresa la idea de que eran en especie adecuados para la educación de un ser humano decente y, por lo tanto, que son o debieran ser de interés vital para el hombre como tal. El simple uso de ese término indica que los humanistas expresaban su interés fundamental y, por así decirlo, profesional por el hombre y su dignidad,; aspiración que queda muy clara en muchos de sus escritos.



de esta forma el término humanista pasa a aplicarse también a aquellos que, en el Renacimiento, muestran un gran interés por el hombre y su naturaleza, por reivindicar la naturaleza humana y su dignidad, tan denigrada y despreciada, en algunos aspectos de la cultura medieval. Entre estos humanistas podemos recordar a Bartolomeo Facio, Ficino, Manetti, Pico de la Mirándola y otros.



Mondolfo menciona en "Figuras e ideas de la filosofía del Renacimiento", que en el año de 1452, el mismo año del nacimiento de Leonardo da Vinci, el humanista florentino Gianozzo Manetti acababa de escribir, por invitación del rey Alfonso de Nápoles, su obra "De dignitate et excellentia hominis" (De la dignidad y la excelencia del hombre), que al iniciar las celebraciones renacentistas del poder creador del espíritu humano, quería reivindicar la dignidad del hombre contra el vilipendio medieval, expresado típicamente, afin de humillar el orgullo humano, en el "De miseria humanae vitae" (De la miseria de la vida humana), del Papa Inocencio III:



Tú hombre (decía Inocencio) andas investigando hierbas y árboles, pero estos producen flores, hojas y frutos, y tú produces liendres, piojos y gusanos; de ellos brota aceite, vino y bálsamo y de tú cuerpo esputos, orina y excrementos.



Reaccionaba Manetti, proclamando que los frutos del hombre no están constituidos por estas materias, sino por la obra de su inteligencia y de su acción creadora, para las cuales el hombre ha nacido como integrador y perfeccionador de la naturaleza mediante sus artes e inventos:



Nuestra, vale decir, humanas (escribía Manetti) son todas las casas, los castillos, las ciudade, los edificios de la tierra... Nuestras las pinturas, nuestras las esculturas, nuestras las artes, nuestras las ciencias, nuestra la sabiduría. nuestros... en número casi infinito, todos los inventos, nuestros todos los géneros de lenguas y literaturas... nuestros, finalmente, todos los mecanismos admirables y casi increibles que la energía y el esfuerzo del ingenio humano (o diríase más bien divino) han logrado producir y construir por su singular y extraordinaria industria... Manetti concluía que si fuera posible reunir y contemplar todos los logros del hombre, nadie dejaría nunca de admirar y asombrarse y todos con Cicerón reconocerían en el hombre una especie de Dios mortal.





Escrito con base en las clases de la Doctora María del Carmen Rovira Gaspár.


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